No todo lo que brilla es oro
Hace 27 años en un viaje de vacaciones se me cruzó en el camino por casualidad o no, la posibilidad de entrar a trabajar en un gran estudio ante lo que no dudé en abandonarlo todo: Mi país e incluso mis estudios, por echarle mano a la que consideré y aún considero como la GRAN OPORTUNIDAD de mi vida. Era una época en la que los “Home Studios” simplemente no existían y la posibilidad de comenzar de modo amateur ni siquiera se consideraba; para ese entonces un estudio de grabación era en el menor de los casos, una inversión enorme y si se quería algo de alto nivel, ni se diga, la inversión era ¡GIGANTEZCA! Entonces no abundaban por todas partes los buenos estudios en los que se pudiera dar la posibilidad de conseguir un buen empleo.
Con algo de conocimiento y la poca experiencia que había adquirido en mi anterior trabajo como vendedor de equipos de audio, arranqué a trabajar en aquel estudio (el que se ve en la foto más abajo) sin saber realmente a lo que me enfrentaba; comencé a grabar, mezclar y masterizar música con artistas profesionales y famosos, sonorizar comerciales de TV, documentales y películas, producir jingles, cuñas de radio y hasta hacer sonido directo en cientos de comerciales, documentales y hasta dramatizados para un canal de televisión. Al cabo de algunos años terminé haciendo negocio con el dueño y comprándole el estudio pagándolo por partes con un esfuerzo tan enorme como la misma deuda. Para no hacer larga esa parte de la historia que no es el propósito aquí, el asunto es que en determinado momento se dio una situación inesperada que lamentablemente me obligó a interrumpir el negocio y cerrar el estudio. Me quedé con buena parte de los equipos (lo que había alcanzado a pagar) y con la frustración de pensar que si no podía volver a montar mi estudio como era antes, nadie se iba a interesar en trabajar conmigo, fue una época en extremo difícil y para resumir el cuento, terminé al cabo de un par de años vendiendo casi todos los equipos que me quedaron para poder subsistir.
Entonces en medio de mi incansable búsqueda por volver a levantar cabeza, conseguí una oportunidad en una gran casa productora que contaba con varios estudios de muy alto nivel; cuando me presenté a la entrevista de trabajo y me llevaron de tour por los estudios, en algún momento le dije a la persona que me entrevistó: “Yo sí se usar todos esos equipos”, y su respuesta fue: “No señor, aquí ya tenemos los técnicos para que operen los equipos, tú tienes muy buena experiencia y un excelente reel, lo que nos interesa es que trabajes con nosotros como director de postproducción de audio, ese es el talento que necesitamos contratar…” Ese suceso en ese preciso momento de mi vida marcó un antes y un después, me hizo entender algo MUY valioso:
¡QUE YO NO VENDO EQUIPOS, LO QUE YO VENDO ES TALENTO!
Obviamente que para desarrollar ese talento es necesario potenciar los conocimientos y de hecho es algo por lo que siempre me he preocupado, años atrás no había internet y la única fuente de consulta a mi alcance eran los libros y los manuales de instrucciones, pues los devoré por toneladas y dedicaba horas y horas interminables no solo trabajando si no también estudiando, practicando y experimentando muchísimo, tanto que perdía por completo la noción del tiempo y muchas veces al salir del estudio me encontraba con que ya había amanecido y sólo podía ir a casa a bañarme, cambiarme de ropa y regresar a seguir trabajando.
Pero bueno, luego de la situación que me obligó a cerrar mi estudio y pasar casi dos años de subsistir con las uñas, la oportunidad de trabajo que conseguí, fue reemplazada por un proyecto muy grande para el que me buscaron, ese proyecto dio paso a otro y luego a otro cada vez mejores, todo lo atendía yendo directamente donde mis clientes con mis monitores, la interface y algunos micrófonos en una mochila, además de una eMac enorme que pesaba como el demonio cargándomela en taxi para un lado y para otro ofreciendo servicio «a domicilio» llevando mi estudio a cuestas porque simplemente… No tenía un estudio, ya no estaba vendiendo la imagen de miles de botoncitos y lucecitas de colores en un gran espacio con paredes y techos de formas extrañas; estaba llevando y poniendo mi conocimiento y mi talento al servicio de mis clientes, que era realmente por lo que me buscaban, me contrataban y además ¡Me pagaban! Así pasé un buen tiempo trabajando con mi estudio al hombro hasta que pude nuevamente instalarlo apropiadamente, claro está, ni con la mitad de los equipos que tenía antes, pero ésta vez con al menos el triple de clientes y trabajo; con una inversión 10 veces menor generaba muchísima mas rentabilidad, y de la consola gigantesca y el sistema de Pro Tools descomunal nadie más volvió siquiera a preguntarme mientras mi trabajo se siguió reconociendo incluso a nivel internacional y hasta llegaron uno que otro premio que ahora no quedan si no como un bonito recuerdo.
En la actualidad cuando mi linea de negocio sigue siendo el audio pero ya no los estudios, veo a mucha gente que sigue de algún modo pensando que este mundo es cuestión de “Buenos fierros”, adulan equipos y marcas que sólo han visto en fotos mientras desacreditan a quienes hacen su trabajo con pocos recursos; dan crédito a aparatos reales que sólo han llegado a tocar imaginariamente a través de plugins sin tener idea de cómo seria usarlos en la vida real; he llegado a escuchar comentarios como “Si no es SSL o Neve una consola sólo sirve para meter ruido” o “Sin un sumador analógico tus mezclas no suenan profesionales”, hay quienes critican sin ningún empacho marcas de media o baja gama que ofrecen buenos productos a un precio módico porque los consideran una suerte de “Baratijas de juguete” con los que es imposible lograr trabajos “PROFESIONALES”. De otro lado también están quienes por ostentar un título piensan que se las saben todas y demeritan la labor de todo el que no tenga una formación académica en una Universidad cara y famosa; al respecto puedo decir que a lo largo de mi vida he conocido buenos y malos profesionales, así como muy buenos y malos empíricos también; a favor de muchos puedo decir también que la experiencia da muchísimo más valor al trabajo de una persona y que en ese sentido la humildad, el respeto por el trabajo de los demás y la prudencia son cualidades que deberían acompañarnos siempre. Como en muchos ámbitos profesionales hay quienes menosprecian su propia capacidad, así como hay quienes le dan el valor que merece, y tristemente están también los que la sobredimensionan a través de un ego más grande que lo mucho que puedan saber… Creo que a éstos últimos es preferible ignorarlos.
Finalmente es una decisión de cada persona el cómo encarar su vida laboral, es tan admirable el profesional titulado de la mejor universidad del mundo, como lo es el que ha sabido labrarse un camino a pulso; el trabajo y el esfuerzo que todos hacemos es respetable y como profesionales del audio con título o no, debemos entender que estamos en un ámbito en el que si bien el componente técnico y científico es muy importante, existe otro componente artístico, creativo y principalmente humano que de algún modo puede llegar a ser más importante aún.
De éste modo no me resta más que decir que el mundo del audio y la música no es sólo una cuestión de títulos ni equipos o instrumentos caros; esto es un asunto de tenacidad, perseverancia, pasión y ganas de aprender a hacer las cosas del mejor modo posible esforzándose por crecer y mejorar cada día. Como les digo a mis estudiantes siempre: “Todos aprendemos de todos” porque estoy seguro de que por más profesionales o expertos que seamos o nos creamos ser, siempre habrá un novato que pueda enseñarnos algo, siempre habrá algo en lo que podamos equivocarnos, siempre habrá un equipo, técnica o concepto teórico que desconocemos y siempre habrá alguien mejor que nosotros en algo; puede tratarse del productor, ingeniero o músico más famoso, reconocido y lleno de premios del mundo, que siempre habrá algún desconocido que pueda hacer alguna cosa de un modo mejor y con menos recursos, seguramente no porque le sobre el EGO, si no por que le sobra cariño y pasión por lo que hace, eso precisamente es lo que en algún momento nos lleva a entender el por qué dicen por ahí aquello de que…
¡NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO!
Ricardo Cortés D.
Ricardo Cortés
Es publicista, productor musical y locutor comercial con casi 30 años de trayectoria.
Como CEO/Fundador de CLAVEDIGITAL Training Center ha dirigido la creación y producción de Cursos y Master Classes que han llegado a más de 20 mil estudiantes en 80 países alrededor del mundo.