Arte y técnica en la mezcla de audio
En este punto entraremos más de lleno en la práctica de la etapa más compleja del proceso de producción musical: LA MEZCLA, pero antes de entrar en esta etapa es importante hacer una pequeña escala en la edición. En el software de audio o DAW de los muchísimos que se encuentran en el mercado, tenemos sesiones multipistas en las que hemos registrado distintos instrumentos, con las facilidades de este tipo de sistemas, podemos acceder a todas y cada una de las pistas de manera visual y limpiarlas cuidadosamente, eliminando por ejemplo fracciones de audio que no tengan utilidad alguna, especialmente en las pistas en las que haya instrumentos que participen esporádicamente dentro del arreglo, también podemos definir muy bien las entradas y salidas de cada instrumento, es aconsejable en estos casos utilizar el fade-in o fade-out, según el caso lo requiera, así aseguramos el no tener grabaciones parásitas y eliminar al máximo ruidos inoportunos.
Una vez finalizada la edición es hora de comenzar a mezclar, normalmente se llevan abajo completamente todos los faders de la consola (mixer), sea esta externa o dentro del mismo software, y comenzamos a analizar cada instrumento separadamente. Es muy útil organizar todos los canales en 3 secciones:
Sección de líneas rítmicas (batería y percusiones en general)
Sección de líneas armonicas (bajo, strings, piano, guitarra, etc)
Sección de líneas melódicas (voces, solos de instrumentos, brasses, etc)
Habitualmente comenzamos por equiparar niveles partiendo por los timbres más graves (bombo y bajo generalmente) entre las secciones 1 y 2 que son la base general de la canción, una vez tengamos un balance aceptable tenemos una “pre-mezcla de niveles” (que ya lo vimos en la sección 2) que nos servirá de colchón para continuar adentrándonos en más detalles. Paso seguido y con una idea de la base, podemos hacer uso de la función “solo” para comenzar a escuchar detenidamente cada una de las pistas y comenzar a agregar un poco de proceso de hacer falta, tomando en cuenta las variaciones de intensidad que tenga la interpretación (dinámica) para obsevar la necesidad del uso de compresores o limitadores, es un buen momento para comenzar a probar un poco de ecualización que realce ciertos detalles de la coloración tímbrica, pero de antemano tomando muy en cuenta que no es nada sano para una buena mezcla, el abuso con las ecualizaciones puesto que restamos naturalidad, es momento de recordar la importancia que tiene una buena grabación. A medida que vamos tratando cada pista independientemente es necesario desactivar el solo, para poder avanzar escuchando en tiempo real como está “empastando” dentro del contexto. Una vez terminado esto con las secciones 1 y 2, es momento de proceder de igual modo con la sección 3. Durante esta etapa un aspecto fundamental de mucha consideración es cuidar la posición en el espectro de frecuencias de cada timbre que interviene en nuestra mezcla, no olvidemos que cada uno tiene un rango de frecuencias en las cuales se “mueve”, y es fácil provocar enmascaramientos con ecualizaciones mal aplicadas. El enmascaramiento no es otra cosa que una frecuencia que “tapa” a otra cercana de menor intensidad, lo cual puede ocasionar que perdamos ciertos detalles de algunas pistas en particular, debido a este efecto, por ejemplo una flauta y un violín comparten ciertas frecuencias medias agudas, o a su vez un órgano comparte ciertas medias con una voz, de modo que si exageramos en la ecualización en ese rango de uno de ellos, podemos estar enmascarando ciertos detalles del otro.
Una manera aconsejable de trabajar en la mezcla con ecualizadores, es el uso de la ecualización sustractiva que consiste en bajar las ganancias de frecuencias que sobren, en lugar de subir las frecuencias que hagan falta; de este modo abrimos espacio para que salga lo que nos interesa, en lugar de dejar presencia a frecuencias que no aportan nada y al contrario ensucian nuestra mezcla.
Un recurso muy útil para ayudar a evitar los enmascaramientos y además lograr darle espacialidad a la mezcla, es el buen uso de la panorámica estéreo que nos puede abrir mucho las posibilidades. El uso del “panning” o “paneo” es un criterio muy diferenciado en vivo o en estudio; en las aplicaciones en vivo es muy común que el espacio nos exija trabajar mezclas en mono lo que complica bastante la claridad de la mezcla, pero para la mezcla en estudio sí podemos utilizar ampliamente este recurso. Es muy importante eso sí, tomar en cuenta un principio básico al momento de panear timbres: Nunca llevar a los lados los timbres de frecuencias graves, puesto que las frecuencias graves se propagan de un modo radial, lo cual lleva a que el paneo sea muy poco útil y más bien molesto a la escucha; en base a esto podemos deducir que las frecuencias medias y agudas son más direccionales, lo cuál nos da más libertad para posicionarlas en el espectro estéreo, lo que es importante en este caso es que se conserve el balance de frecuencias entre izquierda y derecha, es decir, un elemento de frecuencia X llevado a la izquierda, debe en lo posible tener su contraparte a la derecha, o sea otro timbre que tenga una frecuencia cercana o suene de manera similar. De este modo logramos que la escucha se pueda hacer con naturalidad y evitamos la fatiga auditiva en nuestra audiencia.
Debemos tomar en cuenta que lo más importante en una buena mezcla es lograr un EQUILIBRIO que le de claridad a todos los timbres que intervengan en la composición, sean estos instrumentos, voces, sintetizadores o efectos. Para esto es muy útil ayudarse con herramientas como analizadores de espectro, medidores de fase y de nivel para asegurarnos durante el proceso de que exista el balance correcto tanto en el rango espectral como en las fases y no existan excesos en la carga de nivel que puedan llevarnos a saturaciones por sobrecarga en el módulo master de la consola. No obstante es más importante dejarnos guiar por nuestra intuición y nuestro oído, confiando más en lo que escuchamos que en lo que vemos, por esto es imprescindible un correcto cuidado de nuestra salud auditiva, evitando exponernos a altos niveles de presión sonora especialmente durante largos períodos de tiempo, cuidarnos de factores que afecten las vías respiratorias es de igual manera una buena costumbre para mantener sanos nuestros oídos y eventualmente visitar a un profesional para una revisión y pruebas audiométricas es una responsabilidad que debemos asumir por nuestro bien y el de nuestro trabajo.
Finalmente es muy importante la práctica constante, la escucha de nuestro trabajo en diferentes entornos y diferentes monitoreos; es necesario también escuchar mucha música en el lugar donde mezclamos, el conocer nuestro entorno de trabajo y el modo en el que nuestro sistema de monitoreo se comporta es vital para llevarnos a lograr un buen sonido, de este modo podremos dejar trabajar ampliamente nuestro talento y lo vamos a reforzar aún más conociendo y entendiendo las herramientas que utilizamos para poder utilizarlas con verdadero criterio.
Ricardo Cortés D.
CLAVEDIGITAL Training Center
*Este artículo forma parte de nuestro curso de Mezcla y Mastering
Ricardo Cortés
Es publicista, productor musical y locutor comercial con casi 30 años de trayectoria.
Como CEO/Fundador de CLAVEDIGITAL Training Center ha dirigido la creación y producción de Cursos y Master Classes que han llegado a más de 20 mil estudiantes en 80 países alrededor del mundo.