El artista actual... ¿Todo en uno?

La industria de la música indudablemente ha dado un giro de más de 360 grados. Las disqueras, los sellos, los productores, los managers, en fin, toda esa estructura tradicional ha ido desajustándose a un punto tal que artistas de renombre mundial hace ya varios años prescindieron de buena parte de ella o simplemente hay quienes ya la han desechado por completo. Las grandes disqueras han perdido mucho terreno en el mercado, la venta de discos a nivel global ha caído en más de un 90%; entre tanto cualquiera difunde su música en Youtube, incluso cobrando dinero por permitir publicidad en sus videos; hay toda la facilidad de escuchar, organizar y compartir una infinita cantidad de canciones en Apps en las que a modo de las ya antiguas y obsoletas estaciones de radio, se hace streaming online como en Spotify, Deezer, Tidal entre centenares similares; y para cerrar con broche de oro, podemos promocionar cualquier cosa en Facebook o Google con unos pocos dólares y ponerlo al alcance de miles y miles de personas; convertiéndose todo esto al puro estilo de terrorífico Freddy Krueger de los años 80, en una pesadilla insoportable e interminable para el enorme y ya decadente engranaje tradicional de la “industria” musical conocida hasta muy pocos años.

La otra cara de la moneda nos muestra en cambio, una interacción nunca antes vista entre los artistas y sus seguidores en redes sociales como Facebook o Instagram donde se hacen “amigos” y se convoca a toda clase de eventos de forma masiva, se sabe de artistas desconocidos que han alcanzado fama mundial en YouTube o TikTok gracias a un buen golpe de “suerte viral” y como si fuera poco todo esto además es gratis; se ha visto también un incremento sumamente notorio de conciertos y presentaciones en vivo a todo nivel, bandas que ya contaban con su “acta de defunción” resurgen como el ave Fénix de entre las cenizas con giras mundiales de llenos totales y repuntes asombrosos de popularidad. Sí, la música en vivo está tomando auge de modo tal que se ha convertido en la primera opción cuando de ganarse un “buen dinero” haciendo música se trata.

“Grabar un disco ya no es negocio”, dicen muchos que con las manos en los bolsillos y la cabeza llena de rastas siguen soñando con vivir de su música, pero también siguen teniendo la necesidad de mostrar y vender su trabajo; es claro que la inspiración, la virtuosidad y el pelo largo no lo son todo en un artista de la música, ese motor que movió la industria con tanta fuerza durante tantos años, conocía una buena cantidad de “trucos” para convertir a soñadores en hits comerciales, pero el engranaje del negocio que tan bien funcionaba se ha ido desbaratando como un reloj destartalado, y entonces nos preguntamos hoy: ¿El artista actual debe ser todo en uno?

El perfil de autor, compositor, arreglista, productor, cantante, manager, promotor, ingeniero de sonido, realizador audiovisual, fotógrafo y hasta diseñador todo en uno, hoy se lo encuentra a borbotones con solo hacer “click” en cualquier red social. Definitivamente es hacia allá que se dirije la exigencia en estos tiempos, pero una vez más cabe resaltar que si bien la inspiración, la virtuosidad y el pelo largo no son suficientes; tampoco lo es la mera intuición y el “buen gusto” al momento de convertirse en un artista “TODO EN UNO”, hace falta conocer que terreno se está pisando para no lanzarse al vacío con pseudo producciones musicales a las que en muchos casos les sobra inspiración, pero por todos lados les falta calidad. Indiscutiblemente es imprescindible saber lo que se hace; prepararse, estudiar la música así sea de manera básica sin dejarnos llevar sólo por nuestro buen oído; entender lo que hace un programa de audio sin creer que por instalarnos un ProTools ya lo tenemos todo ganado; conocer bien lo que puede lograr un buen micrófono sin creernos el cuento de que cualquier juguete conectado por USB nos va a dar resultados “Pro” sin necesidad de un buen preamplificador; saber que un buen plugin a punta de presets no nos va a poner a sonar con el mismo feeling de Abbey Road; ni mucho menos pensar que luego de 100 visitas en YouTube en 24 horas, ya estamos listos para un Grammy. Sí se puede vivir de la música, sí se puede convertir en nuestro empleo, nuestra empresa, nuestro negocio, nuestra PROFESIÓN, y puede también ser lucrativa si amamos lo que hacemos, lo hacemos con pasión, disciplina, responsabilidad y más aún… ¡Si sabemos como hacerlo bien!

Ricardo Cortés D.
CLAVEDIGITAL Training Center

Te puede interesar...

Deja un comentario